Brasilero, hijo de padre uruguayo, nacido en la sureña ciudad de Pelotas, Vitor Ramil supo visitar con bastante frecuencia Montevideo, donde recibió solemnes baños de tangos, milongas, candombe y folclore argentino.
Allí encontró su lugar, en los lamentos y la melancolía de la música rioplatense; y allí construyó su hogar, lo diseñó y lo decoró a su placer, entendiendo que su Brasil era otro, “que estaba en el medio de otra historia”, no el del centro y norte, de ritmos festivos, danzas alegres y calor tropical; sino éste, donde el frío del sur de su país escribe un sentir diferente en las personas.
Ya en sus primeros trabajos está presente este concepto todavía sin serlo. En 1984 graba su segundo disco, en el que participa Mercedes Sosa. Luego en 1987, le siguió “Tango”, todo un símbolo en su obra, un brasileño cantando tangos.
La madurez artística llega con “Ramilonga”, donde el concepto toma cuerpo y rostro en el nombre que le otorga: “ A estética do frío”. Poemas camperos, ponchos, caballos, mates, gauchos matreros, pampa abierta y peleas a muerte por la tierra, llenan este trabajo que será un punto de inflexión en su obra. Una música que se canta en un idioma y se siente en otro (o en ambos), que cruza la barrera para voltearla, conjuga los lenguajes y lo funde en un abrazo.
Luego lo siguieron “Tambong” y “Longes”, ambos grabados en Buenos Aires bajo la producción de su "amigo y gran artista”, Pedro Aznar.
Su último trabajo junto a Marcos Suzano, percusionista brasileño de proyección mundial, es una fascinante combinación entre “a estética do frio” y el calor de la percusión de Suzano. El título ya nos introduce en ella: “Satolep Sambatown”, (Satolep es Pelotas al revés y Sambatown, hace referencia a Rio de Janeiro, la ciudad de la samba).
Con una poesía de Ramil, donde hace gala de su faceta de escritor, y los golpes de Suzano que no explotan ni saturan, sino que complementan un paisaje de transición entre las dos ciudades, el trabajo resulta innovador entre los sonidos del heterogéneo Brasil. En el disco participa Jorge Drexler y Katia B.
Eu, astronauta lírico em terra
Indo a teu lado, leve, pensativo
A lua que ao te ver parece grata
Me aceita com a forma de um sorriso
Eu, astronauta lírico em terra
Indo a teu lado, leve, pensativo
Vou viajar contigo esa noite
Inventar a cidade magnífica
Desesperar que o día nac(z)a
Levado em teu abrac(z)o sideral
Eu, astronauta lírico em terra
Indo a teu lado, leve, pensativo
La música de Ramil es la banda de sonido de esa historia que nunca fue, que no se escribió o que fue ignorada, de esas tierras que fueron disputa de varias décadas entre la naciente Argentina y el Imperio Portugués; campo de batalla de innumerables combates, zona de contrabando, de traiciones porteñas y heroísmo oriental.
Quizás sea una historia desplazada por los que vencieron, que la escribieron desde el corazón del imperio autosuficiente, quien dio las espaldas de América Latina y quienes de este lado, la desdeñaron como una tierra cedida.
Para eso está Vitor Ramil, para cantarlo.
Sobre el poema de Fernando Pessoa