¿Cuando nace este blog? no lo sé precisamente, pero tratando de hacer memoria sobre como me metí en esto, la asociación libre me lleva a esta anécdota.
Desde la adolescencia tuve gusto por la música, y la curiosidad es una de mis características, para bien y para mal. Así, cierto día leyendo el travestido "SI" de Clarín, un reportero hablaba sobre un uruguayo que estaba por dar un recital en Buenos Aires por primera vez, decía que sus canciones eran por lo menos originales, que hablaban de amores, de cierto respeto al suelo, pero sobretodo que estaba muy arraigada a la tradición uruguaya, a las raíces de su cultura, y que valía la pena ir a verlo.
No sé que había en ese relato, no era apasionado, pero su descripción fue precisa y gustosa. Entonces me urgió averiguar más y fui directamente a comprar "Frontera", en ese momento, el último disco de Jorge Drexler. Me bastó escuchar el primer acorde y el estribillo de “La edad del cielo” para saber que estaba ante algo grande, frente a alguien que sabía que quería decir y como decirlo. Letras armónicas, concizas, profundas, melodías conocidas, con un toque urbano y moderno que daba la idea de un trovador electrónico.
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Ahora, si crees en el valor de las palabras, en la fuerza de la poesía, en la inmortalidad de las canciones; si todavía puedes ver el reverso de las cosas cotidianas y te maravillan un par de "orejas que vuelan"; si todavía piensas el regalo especial para la gente que quieres, sigue aquí. Si la vida para vos sigue siendo un poco más que una mera transacción de valores, bastante más que un causa y efecto; si aunque sea aspiras a no ser un mero “organismo de digerir y excretar”, como diría un notable francés; si puedes ver la mística de unas cuerdas sonando y la voz sabia de un viejo poeta recitando versos, ahora si, puedes seguir leyendo este post.
Solo me gustaría ser famoso por una sola cosa, que me preguntaran qué tres discos me llevaría a una isla desierta. A esa pregunta de triple solución, una de las respuestas será: “La palabra en el aire”, ese trabajo que hicieron juntos Pedro Guerra y Ángel González, músico y poeta respectivamente. Este es mi manera de homenajearlo, mi manera de decirle lo mucho que lo sufrí, recité, viví y escuché.
Una obra que parece salida de un lugar mágico, misterioso. La voz de Ángel González es la de la sabiduría. Profunda, grave, cansada y llena de vida nos sumerge en un manto de palabras y la guitarra de Pedro Guerra es precisa y mansa. Pulso por pulso se respira el ambiente, se escucha el cambio de la mano sobre las cuerdas y la voz del poeta respirando hondo para buscar aire, un trabajo de carne y hueso, de espíritu vivo que se siente en esos detalles.
Este trabajo se editó en 2003 y de acuerdo a los intereses del mercado local, no se editó en el país. Son 26 tracks, versos hechos canciones, canciones hechas versos. Intercalan recitados y canciones, a veces recitando en ellas, así el disco se disfruta de punta a punta.
De Pedro Guerra en otra oportunidad hablaré en mayor profundidad, porque su música así lo merece, pero brevemente digamos que es un “cantautor” canario de gran renombre en España y en general en los países de habla hispana. En la barra del costado hay algunos videos de su última visita a Buenos Aires en 2008.
Ángel González Muñiz, poeta, nacido en Oviedo en 1925, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Reina Sofía de Poesía y desde 1996 es miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Esta no es su primera participación en la música, ya lo había hecho con otros. Hace poco más de un año falleció a causa de una insuficiencia respiratoria que padecía. Es difícil contar en breves líneas la historia de un poeta de su talla, por eso dejaremos que sus palabras completen lo que falta.
Dejar un minuto a las razones y un instante de silencio, son el requisito necesario para dejar entrar completamente a la poesía.
Diseño de interiores Necesito renovar mi interior dibujarse es vivir el presente es un proyecto anterior se agotó por aquí.
Necesito desarmar el taller aprenderse es vivir raspar el empapelado de ayer no dejarse dormir.
Necesito repintar la razón pelechar es vivir el camión de la mudanza tosió satisfecho al partir.
Necesito refrescar el renglón remojarse es vivir darme fe tener determinación detenerse es morir.
Un amigo se llevo un sacudón su hijo quiso morir un abismo de comunicación le impidió percibir. Necesitan apurar su interior el pasado impedir ensayar una canción dar su voz atreverse a decir.
Necesito repintar la razón pelechar es vivir el camión de la mudanza tosió satisfecho al partir.
Necesito refrescar el renglón remojarse es vivir darme fe tener determinación detenerse es morir.
Para volverla carne y música. Para corporizar el concepto "La triple frontera", les voy a dejar unos videos, algunos históricos, otros no tanto, pero que están en concordancia con él: una zona difusa, de comunión, donde las diferencias se aprecian, respetan y agradecen. Muchas veces las palabras no alcanzan para expresar una idea, un sentir, por suerte para eso está la música. Este es un pequeño tour que empieza con un clásico de Titas, hermoso, y termina con Disneylandia de Drexler, el mejor ejemplo de un cover hecho con respeto, amor y talento.
No hay demasiado para decir: para muestra, basta un botón.
Go Back – Titas con Fito Páez (MTV Acústico) "no tengo tiempo a perder, solo quiero saber lo que puede dar cierto"
Eco - Jorge Drexler y Vitor Ramil (Atención al portugués de Drexler)
Tudo novo di novo – Paulinho Moska y Kevin Johansen
Te vi – Caetano Veloso
Te abracé en la noche – Fernando Cabrera y Liliana Herrero
Sea – Mercedes Sosa y Jorge Drexler
À Noite Sonhei Contigo - Paula Toller (canción de K. Johansen)
Dulzura distante - J. Malosetti y Lea Bensasson (de F. Cabrera)
Vaca Profana – Fito Páez (de Caetano Veloso)
Disneylandia – Jorge Drexler (de Titas – Arnaldo Antunes)
Un compañero en 2° año de la vieja secundaria, unos 14 años los dos, me pegó el amor a este tipo. Me llenó la cabeza, me hablaba todo el día de Fito, de Ciudad de pobres corazones y de Tercer Mundo. Tácitamente me convenció. A las pocas semanas, año 1992, sale a la calle El amor después del amor.
Esquina céntrica de Escobar, lo encuentro un fin de semana: _Viste! boludo... Fito sacó un nuevo cd, esta semana lo compro! _ Que bueno, vamos a escucharlo entonces.... _ Si loco, Fito es un grande bo´ _ Bueno Bueno... (un poco hinchado las pelotas).
Finalmente lo compré y después de dar cientos de vueltas a ese cassette en el radiograbador, se lo tuve que prestar a todos mis amigos. Por aquellos tiempos estaba muy compenetrado con Nirvana y el movimiento grunge. Después de Páez, la música nunca más sería lo mismo para mí.
Este momento de Fito me encanta. Un tipo sabio al piano. Casi no puedo escuchar Rodolfo sin conmoverme. Hay en esos dedos y su forma de cantar, algo maravilloso, despojado, austero, pero que llega más profundo que nunca. En ese encuentro de una voz, la palabra y unas cuerdas, hay algo de primitivo, de humanidad, algo que nos toca al hombro y nos recuerda que es lo que realmente somos.
En tiempos de exceso de información, de exaltación de la modernidad, de los nuevos sonidos y de estar atento a la nueva figurita anglo, el rosarino se sienta solo al piano y nos maravilla con una mínima expresión musical.
No hace falta esta vez que cuente demasiado, es Fito Páez. Esta semana de casualidad escuché un tema viejo de él, y al llegar a casa me cargué al MP3 varios discos y ese reencuentro con algunas canciones realmente me golpeó. Esta vez solo quería compartir esto. El gran momento de Fito Páez y la emoción al revisitar algunas viejas canciones.
El cuarto de al lado - Rodolfo
Creo – El amor después del amor.
Si es amor – Rodolfo
Al lado del camino – Abre
Gracias Pablito! Nudo en la garganta. Mutis por el foro.
La idea es encontrarnos en la música, especialmente en la "canción", ese increible vehículo que puede hacernos recorrer por infinitos caminos. La Triple Frontera, donde se conjugan tres países, tres idiosincrasias que forman una sola región: Argentina, Brasil y Uruguay. Poblaciones tan dispares en apariencia, pero cuando la cuerda suena, tan similares.
Una frontera, no como una línea divisora, política y efectivamente trazada, sino como un ancho borde, una zona de tránsito, de mixtura, de intercambio, de confluencia. Como el cielo al atardecer, imposible decir donde termina la luz y empieza la noche.
De esto se trata La Triple Frontera, ayudarnos a conocer ésta música, que nos llena el corazón con sus letras y sus melodías. Para los que no los conocen, ojalá sea una manera de entrar en este maravilloso mundo y para los que sí, una vía para que intercambiemos información. Como buena bitácora, estaremos más atentos a las impresiones personales, anécdotas y sensaciones, que a lo estrictamente técnico. Espero sus palabras... Salud!
“Son ese grillo invisible que ensaya su recital, para una noche lujosa de estrella fugaz”.Los Eduardos – Fernando Cabrera