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Ahora, si crees en el valor de las palabras, en la fuerza de la poesía, en la inmortalidad de las canciones; si todavía puedes ver el reverso de las cosas cotidianas y te maravillan un par de "orejas que vuelan"; si todavía piensas el regalo especial para la gente que quieres, sigue aquí. Si la vida para vos sigue siendo un poco más que una mera transacción de valores, bastante más que un causa y efecto; si aunque sea aspiras a no ser un mero “organismo de digerir y excretar”, como diría un notable francés; si puedes ver la mística de unas cuerdas sonando y la voz sabia de un viejo poeta recitando versos, ahora si, puedes seguir leyendo este post.
Solo me gustaría ser famoso por una sola cosa, que me preguntaran qué tres discos me llevaría a una isla desierta. A esa pregunta de triple solución, una de las respuestas será: “La palabra en el aire”, ese trabajo que hicieron juntos Pedro Guerra y Ángel González, músico y poeta respectivamente. Este es mi manera de homenajearlo, mi manera de decirle lo mucho que lo sufrí, recité, viví y escuché.
Una obra que parece salida de un lugar mágico, misterioso. La voz de Ángel González es la de la sabiduría. Profunda, grave, cansada y llena de vida nos sumerge en un manto de palabras y la guitarra de Pedro Guerra es precisa y mansa. Pulso por pulso se respira el ambiente, se escucha el cambio de la mano sobre las cuerdas y la voz del poeta respirando hondo para buscar aire, un trabajo de carne y hueso, de espíritu vivo que se siente en esos detalles.
Este trabajo se editó en 2003 y de acuerdo a los intereses del mercado local, no se editó en el país. Son 26 tracks, versos hechos canciones, canciones hechas versos. Intercalan recitados y canciones, a veces recitando en ellas, así el disco se disfruta de punta a punta.
De Pedro Guerra en otra oportunidad hablaré en mayor profundidad, porque su música así lo merece, pero brevemente digamos que es un “cantautor” canario de gran renombre en España y en general en los países de habla hispana. En la barra del costado hay algunos videos de su última visita a Buenos Aires en 2008.
Ángel González Muñiz, poeta, nacido en Oviedo en 1925, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Reina Sofía de Poesía y desde 1996 es miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Esta no es su primera participación en la música, ya lo había hecho con otros. Hace poco más de un año falleció a causa de una insuficiencia respiratoria que padecía. Es difícil contar en breves líneas la historia de un poeta de su talla, por eso dejaremos que sus palabras completen lo que falta.
Dejar un minuto a las razones y un instante de silencio, son el requisito necesario para dejar entrar completamente a la poesía.
Por aquí pasa un río.
Muerte en el olvido
Estos Poemas
Para que yo me llame....
Así nunca volvió a ser
A veces.
Mientras existas.
Saludos a todos!
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Solo me gustaría ser famoso por una sola cosa, que me preguntaran qué tres discos me llevaría a una isla desierta. A esa pregunta de triple solución, una de las respuestas será: “La palabra en el aire”, ese trabajo que hicieron juntos Pedro Guerra y Ángel González, músico y poeta respectivamente. Este es mi manera de homenajearlo, mi manera de decirle lo mucho que lo sufrí, recité, viví y escuché.
Una obra que parece salida de un lugar mágico, misterioso. La voz de Ángel González es la de la sabiduría. Profunda, grave, cansada y llena de vida nos sumerge en un manto de palabras y la guitarra de Pedro Guerra es precisa y mansa. Pulso por pulso se respira el ambiente, se escucha el cambio de la mano sobre las cuerdas y la voz del poeta respirando hondo para buscar aire, un trabajo de carne y hueso, de espíritu vivo que se siente en esos detalles.
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Ángel González Muñiz, poeta, nacido en Oviedo en 1925, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Reina Sofía de Poesía y desde 1996 es miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Esta no es su primera participación en la música, ya lo había hecho con otros. Hace poco más de un año falleció a causa de una insuficiencia respiratoria que padecía. Es difícil contar en breves líneas la historia de un poeta de su talla, por eso dejaremos que sus palabras completen lo que falta.
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Para que yo me llame....
Así nunca volvió a ser
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Jajaja! Buenísimo. Qué inspirador este Cabrera, che.
ResponderEliminarSuerte.
Francisco.
Recordé que Pedro Guerra estaba triste, en un concierto en el Teatre Joventut. Nos explicaba que había muerto Ángel González (que le iluminaba como un faro), cuando presentaba una canción que comenzaba "Se van los mejores...". Este fin de semana escuchaba su CD "La palabra en el aire", en el que canta a Ángel González y en el que se alterna la propia voz del poeta recitando sus poemas.
ResponderEliminarNo recuerdo la última vez que algo me resultaba tan conmovedor. Y casi comprendo que, después de todo, resulta más coherente estar triste que contento, en esta vida.